1981. I Concurso Literario Internacional de Poesía y Cuento.

1981. I Concurso Literario Internacional de Poesía y Cuento.

El Primer Concurso Literario Internacional de Poesía y Cuento. Contó con la colaboración de tres mil participantes de Hispanoamérica. Los premios fueron entregados en la Universidad de San Diego, en un acto cultural muy significativo, con la presencia del jurado principal integrado por los profesores Dr. Fernando Alegría, de la Universidad de Stanford y el Dr. Emilio Carilla de la Universidad de California, Riverside.

        El Dr. Fernando Alegría hizo un breve e interesante análisis de los poemas premiados y el Dr. Emilio Carilla habló del concurso en general y de esta institución.  Por su parte Máximo Paz ofreció un recital poético sobre los poemas ganadores. Presenció este acto, un público selecto formado por profesores de distintas universidades de California, escritores, críticos y amantes de las letras y las artes.

 

        Comentario del Dr. Fernando Alegría sobre los trabajos premiados en el Primer Concurso Literario Internacional de Poesía y Cuento:

 

       Expresar un juicio a raíz de un concurso literario con un número tan grande de participantes es no sólo difícil, sino también arriesgado. Porque la tentación del crítico es rastrear alguna corriente predominante y, luego, sacar conclusiones. Lejos de mí, pues, está la pretensión de dictar cátedra. Solamente quisiera indicar lo que, en mi opinión, se me aparece como un fenómeno literario curioso y casi inexplicable. Los concursantes a estos premios reflejan una colectiva voluntad de evitar lo experimental y novedoso para fortificarse en tradiciones bien probadas: en el cuento, la línea narrativa pura y directa, la valoración de la anécdota por encima del refinamiento estructural; en poesía, el contenido conceptual y la expresión de un sentimentalismo sin inhibiciones. ¿Significa esto una rebelión contra la "nueva literatura latinoamericana"? ¿Una vuelta al mundonovismo de principios de siglo? Y si así fuera ¿Por qué razón? Dijérase que el virtuosismo de nuestros grandes novelistas comienza a producir una reacción crítica por parte de sus lectores; que la gran poesía barroca del siglo XX llega a su cúspide y baja sus cortinas presintiendo un movimiento ecológico que purificará, simplificándolo, su lenguaje. Adviértase que hablo de "lectores", no de autores. Para mí, entonces, esta impresionante masa de manuscritos revela una tendencia literaria a un nivel primario y fundamental. Que tal tendencia pueda imponerse en la producción mayor de nuestros escritores jóvenes, es, por ahora, objeto de simples conjeturas.

     El cuento firmado por Damiocho, "Narciso sucumbió por amor", revela un claro sentido técnico y un admirable intento de narrar con lenguaje propio, natural, imaginativo. La estructura del relato es sencilla y, sin embargo, incorpora una problemática psicológica y social de impresionante complejidad. Los dos personajes centrales atraen al lector y lo intrigan desarrollándose entre ellos un juego de relaciones equívocas muy características del medio en que actúan. Aprecio especialmente el humor en este cuento, la ironía fina que corre sin esfuerzo. Es, sin duda, un buen relato y nos quedamos esperando otras muestras de la narrativa de este autor.

     "Algo para recordar", en contraste con el anterior, es un cuento de tónica sentimental que alcanza genuina emoción en su proyección poética del mundo modesto y patético de la narradora. Es un trozo de vida moderna en la alienación que impone nuestra sociedad.

     "Vuelve a casa, Mabel" me ha parecido un verdadero hallazgo de gracia, sutileza e ironía al revelar tanto de los personajes en tan breve y directa estructura narrativa. La falta de identificación étnica de los personajes que en un principio pudiera desconcertar al lector, es en realidad un mérito del relato, le confiere una más amplia significación.

     En cuanto a las producciones poéticas este lector deplora el sentimentalismo excesivo y el lenguaje convencional de la mayor parte de ellas. Sin embargo, los poemas firmados por Mediterráneo e Isadora, tanto por su temática como por sus hondas inferencias, tocan una fibra de humanidad que es necesario reconocer y destacar. En ellos hay inspiración, fuerza y delicadeza en el lenguaje, trabajo poético concentrado y rígido. A mi juicio, merecen los elogios del Jurado y sobresalen nítidamente entre los poemas presentados a este concurso".

 

         El comentario sobre los trabajos premiados en el Primer Concurso Literario Internacional de Poesía y Cuento por el Dr. Emilio Carilla en cuánto a lírica expresa:

 

       1º.  Isadora, "El niño y la forma", "El niño en la piedra", "La lágrima encendida".

     Por una feliz coincidencia, los dos autores que el jurado coloca en los dos primeros puestos del género lírico tratan el tema del niño.

     Así, Isadora (primer lugar) dedica a dicho tema dos de las tres poesías seleccionadas: "El niño y la forma" y"El niño en la piedra".

     Es importante señalar que, como corresponde, se desarrolla aquí, no la instalación en el niño, sino de la perspectiva que en el poeta -adulto- reconstruye el perfil del niño. Perfil en el que, explicablemente, se incluye el autor a través de su propia vida.

     Es, pues, una poesía desde un otear "adulto", pero con una real captación del mundo, entre misterioso y mágico, del niño. Misterio y magia con halo del momento inicial en que el niño crea, descubre el mundo externo, y se transforma en aprendiz de poeta. La "forma" es su plasmación (y no importa que podamos sorprender en estos versos alguna deuda con poemas vanguardistas).

     Lo dicho es válido, especialmente, para el primer poema, si bien puede extenderse también, en buena medida, al segundo. Como enlace con el primer poema, el sueño (los sueños) y la sombra. En todo caso, hay aquí elementos más concretos, y sobre todo, su corporización en la piedra. O, mejor, en la alegoría de la piedra, la que, con la ayuda del motivo temporal de las estaciones, le permite al autor, desde otra perspectiva, captar el irrecuperable, único mundo de la infancia.

     Sombra y silencio reaparecen igualmente en el tercer poema, "La lágrima escondida", al que vemos, sobre todo, como explicación "lírica" de los dos anteriores. Es el poeta, ya crecido, el que mira hacia atrás con ansias de reconstruir el momento de la infancia: esencial, secreta inocencia.

     "Isadora" utiliza el verso libre, forma métrica que impresiona como adecuado cauce a los temas tratados. Y una lengua poética que se caracteriza por la economía de adjetivos, y, en general, con buen uso de unos pocos recursos retóricos.

     2º. Mediterráneo, "Canto a un niño campesino", "El hijo de la pradera".

     Como se anticipó, también "Mediterráneo" toca el tema infantil. Lo hace en el poema titulado "Canto a un niño campesino", composición que nos sitúa frente a una obra poética distinta a la de "Isadora". Si en esta prevalecían "sueños y sombras", en "Mediterráneo" prevalecen "luz y día". En realidad, ya el adjetivo "campesino" del título parece anticipar ese contraste, y el poema lo confirma.

     No cabe duda de que hay aquí una visión panteísta del mundo, registrada en la clara unión que establecen la tierra y el niño que la trabaja. Más que subrayar las irregularidades en su métrica de rimas romanzadas, importa decir que tal particularidad no desentona ni con el tema ni con la sencillez y los recursos de una lengua poética directa.

     La composición titulada "Hijo de la pradera" ofrece también logros, aun dentro de un tema muy tratado y de la socorrida metáfora-símbolo del Centauro, y su final de resonancias mitológicas. En su conjunto (posiblemente con menos felicidad) reitera los rasgos del primer poema. Aunque aquí utiliza, no la forma arromanzada, sino el verso libre, que, en última instancia, podemos aceptar como adecuado al espíritu que asignamos al personaje.

     3º. Soledad del Mar, "Para que este paisaje amaneciera", "Lejos quedó la cuna de mi infancia".

     Los dos poemas seleccionados de "Soledad del Mar" son sonetos. Se titulan "Para que este paisaje amaneciera", "Lejos quedó la cuna de mi infancia".

     Es posible que el rigor del soneto resulte, para muchos autores de hoy, excesivo. O que se lo vea menos apto que otras formas métricas, en especial, el verso libre. Sin embargo, excelentes sonetistas de la lírica contemporánea demuestran que el soneto cuenta todavía con apreciable vida.

     Los sonetos de "Soledad del Mar" aparecen como composiciones logradas, con la particularidad (o libertad), más llamativa, del cuarteto serventesio. El primer soneto, a través del tema "naturaleza y poesía". O, mejor, de la fusión entre naturaleza y poesía. Son los elementos adivinables: hombre, río, árbol, pájaro, las estaciones... Pero, más allá de un motivo literario muchas veces tratado, este soneto nos convence no sólo del dominio del autor en relación a una rigurosa forma métrica, sino también (y en primer lugar) de un paisaje poético bien plasmado en sus catorce versos.

     El segundo soneto "Lejos quedó la cuna de mi infancia" nos retrotrae, bien que con diferente métrica, al tema que hemos destacado en los autores que ocupan el primer y segundo lugar (sobre todo, el primero). La diferencia está en que, tal como ya lo anuncia el verso inicial o el título, se trata aquí de una evocación. La evocación es, claro, la de la infancia del autor, con la apelación a la fantasía que suele caracterizar al niño. El final subraya, de manera algo dramática, la necesidad de recuperar, desde otra edad, la edad perdida.

     3º. bis) Rosa de papel, "En otro tiempo ..., tal vez".

     "Rosa de papel" es el seudónimo elegido por el autor "En otro tiempo ..., tal vez", poema de verso libre (a pesar de su comienzo de rima arromanzada). El tema (o temas) es el del amor, la separación y la nostalgia. Y, asimismo, el de la posibilidad y anhelo del reencuentro.

     Composición centrada en una temática muy corriente, y con recursos expresivos de mediano nivel, impresiona sólo como discreta realización.

 

                        En cuanto al cuento expresa:

 

       1º. Damiocho, "Narciso, sucumbió por amor".

     El primer lugar en el género cuento fue adjudicado al relato "Narciso, sucumbió por amor", un buen logrado ejemplo de habilidad expositiva y modernos recursos narrativos. No creo que resulte exagerado colocar a esta obra, por encima de distinciones genéricas, en el primer lugar de todos los textos presentados.

     Como en cierto modo lo anticipa ya el título, "Narciso, sucumbió por amor" es una buena muestra de la fecundidad de los mitos clásicos. De esa fecundidad que está lejos de agotarse, tal como lo prueban -entre otros- valiosos testimonios de las letras hispanoamericanas contemporáneas.

     Claro que una condición indispensable para la revitalización de los mitos clásicos está en saber aprovechar, por una parte, su original belleza y sus posibilidades simbólicas. Y, por otro, en la casi obligada tarea de renovación o actualización (Variantes, derivaciones, nuevos símbolos), junto al amplio campo que ofrecen, igualmente, para aplicar en ellos modernos recursos narrativos. (No olvidemos que ya autores de pasados siglos introdujeron notas de tono humorístico).

     Creo que el cuento de "Damiocho" cumple decorosamente con estos postulados. Su eje temático es, por descontado, el mito de Narciso. En realidad, Aníbal-Narciso es el protagonista que reproduce a la distancia, con riqueza de acciones y lucidez psicológica, las vicisitudes de una vida. El relato en primera persona se justifica plenamente, y hasta aparece con un obligado tributo en relación al personaje.

     El avance del cuento, bien graduado, nos muestra el peso de las evocaciones infantiles, ligadas sobre todo a su pasión de "coleccionista", pasión que se mantiene y crece en su edad adulta. Y un avance que se detiene primero en detalles pintorescos, para arribar por último a un final trágico (no detonante, pero notorio).

     Pocos personajes: en primer término, y en lugar absorbente, Aníbal-Narciso. A su lado, su mujer, Zulema. Y, en medio de ellos, el espejo. Punto de separación (buscada confrontación y separación) entre Zulema y Aníbal. O, mejor, el otro Yo de Narciso que cumple finalmente con su sino. Vemos así al espejo, también, como venganza de Zulema y el cumplimiento del hado de Aníbal-Narciso. La sustitución "agua-espejo" era ya una posibilidad "declarada" en el mito clásico.

     Como anticipé, constituye una particularidad de este relato, el aprovechamiento de recursos expresivos que aspiran a la novedad. Entre ellos, la incorporación (o asimilación) del diálogo en el relato propiamente dicho. Asimismo, el uso del punto de vista y convincentes secuencias narrativas ...

     Hay notas de humor nada estridentes. Sobre todo para subrayar la manía del coleccionista. Y, dentro del simbolismo originario, que aquí permanece, vinculado al protagonista Aníbal-Narciso, la variedad que representa, también como símbolo, el espejo (más allá de la obligada conjunción con el personaje).

     En resumen, un cuento logrado y digno de ocupar el sitio que el jurado le concedió.

     2º.  Inés, "Vuelve a casa, Mabel".

     El segundo lugar en el género cuento fue adjudicado al relato  "Vuelve a casa, Mabel", cuento que firma "Inés".

     Características fundamentales de esta obra son, por una parte, su transparente (y hasta ameno) desarrollo. Y, por otra, su tipo epistolar. Tipo que, como bien sabemos, suele ser (o fue) mucho más peculiar del género novela que del género cuento.

     La sucesión de cartas significa en apariencia, una limitación y hasta una simplificación del presente relato. Con todo, es justo reconocer que "Inés" ha resuelto con bastante habilidad las dificultades que se le presentaron. En especial, el explicable corte de las secuencias narrativas.

     Concretamente, el desarrollo de "Vuelve a casa, Mabel" toma la forma de una narración lineal constituida por una sucesión de cartas. Mabel, pintora y radicada en Italia, es la destinataria. Y los que firman las cartas son, por orden, su marido (Jonathan), desde Londres; su hija (Carola), desde París; su madre, desde Escocia; su hijo (Edy), desde Los Ángeles... La culminación (podríamos decir, su final inesperado) llega por último, fuera ya de los familiares de Mabel, en la carta de Norberto, pintor como Mabel, y antiguo enamorado de ésta. Para completar la nota de variedad geográfica. Norberto escribe su carta, deducimos, desde Noruega.

     Algunos detalles de humor matizan las cartas. De manera especial, en las cartas de Carola, de la madre y de Edy, y a través de los breves agregados de las notas.

     En conclusión, un cuento sencillo, transparente, de no común tipo epistolar, con un fondo geográfico variado, y una culminación que constituye, al mismo tiempo, un acertado final.

     3º. Pina, "El traficante de tristezas".

     El tercer lugar fue compartido por los relatos titulados "El traficante de tristeza" (con el seudónimo "Pina") y "Algo para recordar" (con el seudónimo "Alondra").

     Se trata de dos cuentos bastante disímiles. Al primero (es decir, "El traficante de tristezas") lo identificamos como "cuento lírico" y tiene diversos aciertos. Particularmente, convence como un afinamiento del gastado tema de la locura, ya que no pretende impresionar con detalles clínicos, y sí, en cambio, con matices poéticos, con hálitos de misterio, o con las connotaciones inesperadas que el autor capta en la naturaleza.

     Su estructura es muy simple, y su final casi adivinable. Pero   -repito- es, en su conjunto, un relato de visible unidad, apoyado en un lirismo que resulta convincente, y acorde con las posibilidades de lo inusitado. O, con otras palabras, el desarrollo lírico del cuento aparece como un cauce propicio, y como trabajado efecto del autor para buscar, así, otra cosa que los repetidos detalles directos, corrientes en el retrato individual de la locura.

     3º. bis)  Alondra, "Algo para recordar".

     En igualdad con "El traficante de tristezas", en el tercer lugar, figura el cuento titulado "Algo para recordar", cuento de sencilla realización y estructura común.

     "Algo para recordar" es la breve historia de una noche de amor y una entrega, que culmina, finalmente, en la frustración. Es también, a su manera, la historia del contraste que se marca entre la rutina del trabajo repetido y una sensación nueva, física, y, no menos, espiritual. El desenlace, con el mismo desarrollo sencillo, nos descubre igualmente, en las palabras de la protagonista narradora, la final decepción.

         Quizás el final no aparezca como muy convincente. O, por lo menos, como original. De todos modos, está a tono con los rasgos generales que descubrimos como particularizadores del presente relato.