1982. I Simposio Internacional de Literatura: Poesía y Narrativa de Hispanoamérica, Siglo XX.

1982. I Simposio Internacional de Literatura: Poesía y Narrativa de Hispanoamérica, Siglo XX.

El Primer Simposio Internacional de Literatura: Poesía y Narrativa de Hispanoamérica, Siglo XX. Organizado por el Instituto Literario y Cultural Hispánico, con la colaboración del Centro de Estudios Internacionales de Chapman College hoy University, los días 7 al 9 de octubre en Chapman College, Orange, California. Contó con la participación de cincuenta destacados catedráticos de diversas universidades nacionales, de Hispanoamérica y de Europa, descollantes figuras de las letras hispanas que dieron brillo al evento.

        El doctor Enrique Anderson Imbert, al hacer una evaluación del Simposio, dice:

 

     Quiero destacar, ante todo, una virtud de este Simposio. Tuvo unidad sin caer en la monotonía. Tuvo diversidad sin caer en el desorden. Fue ejemplo de perfecta correspondencia entre la unidad del conjunto y la diversidad de las partes. Unidad por cuanto su tema se concentró en la poesía y la narrativa hispanoamericanas del siglo XX. Diversidad por cuanto los expositores trataron ese tema con múltiples perspectivas.

     El cuadro histórico mostró una larga sucesión de generaciones y tendencias. Fueron examinadas obras clásicas de autores ya desaparecidos, como el venezolano Rómulo Gallegos, el colombiano José Eustasio Rivera, el mexicano Ramón López Velarde, el guatemalteco Miguel Ángel Asturias, el cubano Alejo Carpentier, el chileno Pablo Neruda y el argentino Raúl González Tuñón. También se examinaron obras de autores vivos, en plena producción como los mexicanos Octavio Paz, Juan Rulfo, Fernando Sánchez Mayans, el cubano Nicolás Guillén, el puertorriqueño Eugenio Rentas Lucas, el paraguayo Augusto Roa Bastos, el uruguayo Mario Benedetti y los argentinos Jorge Luis Borges, Juan Filloy, Julio Cortázar, Rubén Vela, Beatriz Guido, Ester de Izaguirre y un servidor. Y aún se examinaron obras de autores de las últimas promociones, como la mexicana Marcela del Río, el cubano Antonio Benítez Rojo, los argentinos Manuel Puig, Alejandra Pizarnick y Luisa Valenzuela.

     Ninguna región de nuestra geografía literaria quedó desatendida, desde México y el Caribe hasta Chile y Argentina.

     Algunos trabajos fueron panorámicos, como los de Cecilia Bustamante, sobre la crisis de la poesía de los 80, de Cecilia Zapata sobre la literatura femenina de Antonio Risco sobre la literatura fantástica. Pero también hubo trabajos monográficos sobre un solo autor, una sola obra, un solo tópico (y aún una sesión entera fue dedicada a la estimación de la poesía de un autor único: Ramón López Velarde).

     Se ejercitaron métodos nuevos: por ejemplo, el de la  -analítica cinética- que propuso Marcela del Río; y el riguroso -paralelismo estructural- que Antonio Benítez Rojo señaló en un cuento de Alejo Carpentier y un canon de Juan Sebastián Bach.

     No faltaron ejercicios de literatura comparada. Curioso, el de Valentín González Reboredo, que encontró la presencia de Galicia en Rómulo Gallegos.

     Dos sesiones fuera de lo común: las que, en lengua inglesa, se aplicaron a la literatura contemporánea y a la literatura chicana.

     Tuvimos el privilegio de que ciertos escritores, al hablarnos de su propia obra, revelaran el proceso de la creación poética. Me refiero a los secretos profesionales que nos confiaron la peruana Cecilia Bustamante, los chilenos Fernando Alegría y Poli Délano, los argentinos Rubén Vela, Luisa Valenzuela y Elvira Orphée. Y gozamos la recitación de sus propias poesías que nos brindaron la mexicana Marcela del Río y Ester de Izaguirre.

     Gracias al simposio pudimos estrechar la mano de escritores muy admirados: a los ya mencionados agrego los nombres de otros amigos, el peruano José Miguel Oviedo y el argentino Rubén Benítez.

     Porque, además del servicio público que el Simposio ha rendido a la cultura hispanoamericana, hay que contar este servicio más privado: el de avivar la amistad personalmente, me he dado el gusto de saludar a viejos y queridos amigos. He nombrado ya a muchos de ellos. !Como no nombrar a Alba Pickslay, Elba Peralta, Martha Gallo, Seymour Menton, Hugo Verani!... pero no sigo para no sonar a catalogo.

     Las sesiones de trabajo fueron amenizados por una exposición de dibujos y un recital de Máximo Paz, un concierto de la pianista Ayse Underhill, la representación teatral de una pieza del mexicano Celestino Gorostiza y una fiesta folklórica. No menos amenos fueron los opíparos banquetes con que nos agasajaron.

     En la última mesa redonda se armó una discusión entre escritores invitados y estudiantes que exigían definiciones políticas. Fue una nota dramática, sana, vehemente, cordial, sincera, necesaria que probó la viabilidad del Simposio y su apertura a los problemas de nuestro tiempo. Vayan nuestras felicitaciones al moderador de esa mesa redonda, profesor Seymour Menton, por su ecuánime, serena y efectiva conducción del debate.

         Y, sobre todo, felicitaciones a la doctora Juana Alcira Arancibia, presidenta del Instituto Literario y Cultural Hispánico. Sin Juanita, no hay Simposio; y sin Simposio, habrían quedado en el limbo investigaciones, apreciaciones críticas y confidencias literarias de gran importancia para el conocimiento de las letras hispanoamericanas. La doctora Juana Alcira Arancibia, con dulzura pero también con tenacidad, con modestia pero también con clara conciencia de los valores, con imaginación pero también con sentido práctico, supo reunir voluntades y moverlas hacia la celebración de este Simposio. La responsabilidad de llevar adelante un plan tan noblemente ambicioso y las mil dificultades que hay que resolver en empresas de esta clase son suficientes para desanimar a cualquiera. A cualquiera que no tenga la calidad intelectual y moral de Juanita. Juanita, tan chiquita, es de extraordinaria energía. Los creadores y críticos que nos hemos beneficiado de este Simposio, agradecemos su capacidad de iniciativa y de trabajo, su inteligencia y su tacto. Y extendemos nuestra gratitud a las autoridades de Chapman College, al director del Centro de Estudios Internacionales, doctor Edwin G Alderson, a la Comisión Directiva del Instituto Literario y Cultural Hispánico y al Comité Organizador del Simposio. !Gracias, muchas Gracias!